viernes, 17 de febrero de 2012

Anibal el Carnival

Se acercan las fechas entrañables en las que fácilmente podemos transformarnos por unas horas, unos días en lo que queramos. Y una vez ocultos tras ese escudo que llamamos traje, o disfraz, aprovechemos para dar rienda suelta a nuestros deseos y pasiones, imbuidos por el espíritu gamberro de estos días previos a la Cuaresma y a los ayunos (ayúname primo, ay dame una ayunita).
Graciosos días el los que detrás de una máscara podemos aprovechar para quemar unos cuantos bancos, asesinar unas viejecitas o robar el reloj del campanario del pueblos, ya que la gente solo acertará a decir:
- Pues vino supermán y se llevó el reloj. Le  prometo que no he bebido, atenge. Digo, agente... Llevaba zapatillas de adidas.
Por lo tanto es un día estupendo para un tipo perverso como yo. De hecho, si la bebida os sabe rara. Si creéis que os han dado garrafón... por ahí he pasado yo. Manera #2 asesinato por garrafón. Vosotros no lo notáis, sólo lo sabe vuestro hígado. Una muerte dura y lenta os espera. JUAS JUAS JUAS.

No sé de qué me voy a disfrazar. Como ando un poco dejado, sin afeitarme, había pensado en pirata, pero trabajando (en una máquina de destrucción pasiva), me vino un flash a la cabeza:
 Así que si no me disfrazo de friki que no sale de casa (lo más probable), o de camión de mudanzas (que es lo que toca), es probable que vaya de espartano, solo para repartir patadas en el pecho a todo quisqui.

Y tú, ¿de qué te disfrazas?


2 comentarios:

  1. muy apropiado ir con el torso al aire con este frío... es la manera de morir, nº1?

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  2. Yo este año tampoco me he disfrazado.
    A ver si del que viene no pasa. Pero como tengan razón los mayas, habré perdido mi oportunidad.

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